UN DIAMANTE ES PARA SIEMPRE...

Los diamantes han fascinado desde la antigüedad, al que se le atribuían poderes mágicos o que eran las mismísimas lágrimas de los dioses.
La palabra diamante procede del griego antiguo “Adamas” que significa “invencible/indestructible”. El diamante se asoció con esta palabra para describir el material más fuerte conocido.
Probablemente nunca sepamos cuándo se descubrió el primer diamante, pero sí sabemos que, desde la antigüedad hasta el siglo XVIII, todos los diamantes del mundo procedían de la India.
Se estima que los primeros diamantes fueron minados en India en el siglo IV antes de Cristo. El hombre inicialmente lo usó como herramienta y más tarde como moneda. Durante el siglo XIII se comienzan a emplear diamantes en la orfebrería europea. Durante la Edad Media los diamantes eran utilizados por reyes para protegerse en las batallas, en primer lugar por su increíble dureza y, en segundo lugar, porque se pensaba que tenían cualidades mágicas. Los mismos se consideraban amuletos y se pensaba que eran fragmentos de astros que traían buena suerte y los convertía en invencibles.

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